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¿Por qué nunca estoy contento?

La Kabala del asado.

    Rabbi YY Jacobson

    57 views
  • January 17, 2013
  • |
  • 6 Sh'vat 5773
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Class Summary:

¿Por qué nunca estoy contento? - La Kabala del asado.

Dedicado para Leilui Nishmat David ben Ester y Moshé (11 de Shvat)

Leilui Nishmat Altun bat Amar y Iakin (17 de Jeshvan)

 Pastel de manzana

 

El pequeño Johnny y su familia vivían en una gran ciudad, y rara vez recibían invitados. Una vez, su padre llevó a su casa a dos invitados para cenar.

 

Cuando la cena estaba a punto de terminar, Johnny fue a la cocina y con orgullo llevó una porción de la tarta de manzana y se la dio a su padre, quien se la pasó a un invitado. Johnny entró con un segundo trozo de pastel y se lo dio a su padre, que otra vez se la dio a un invitado.

 

Esto fue demasiado para el pequeño Johnny, por lo que dijo: "No sirve de nada, papá. Las porciones son todas del mismo tamaño".

 

 

Cocina de Pésaj

 

Los hebreos, vivieron en Egipto durante 210 años. Durante cien de esos años, fueron brutalmente oprimidos. Los hombres adultos fueron sometidos a trabajos forzados, mientras sus hijos fueron ahogaron y sacrificados. Por fin, después de diez plagas que asolaron el Imperio Egipcio, la noche de la liberación había llegado. Moisés, en el nombre de Di-s, instruyó al pueblo judío en su comportamiento durante aquella noche memorable.

 

Sorprendentemente, la gastronomía de esa noche ocupa un espacio importante en la imaginación Divina:

 

"Di-s le dijo a Moisés y a Aarón ... Ellos comerán la carne esa misma noche, asada al fuego, con matzot y hierbas amargas No comáis el asado en una olla o cocido o hervido en agua. Sólo asado a la fuego[1]. "

 

De hecho, esto se convirtió en la rutina anual de Pesaj. Cuando el Santo Templo (Beit HaMikdash) estaba en Jerusalén, cada hogar judío (o grupo de hogares más pequeños) traía un cordero o cabrito al templo en el día catorce del mes hebreo de Nisán, el día anterior a la fiesta de Pesaj. El cordero se ofrecía en el patio del templo, y algunas de sus partes eran quemadas sobre el altar. A continuación, se lo tostaba en un asador sobre el fuego. Esa noche - la primera noche de Pesaj - la carne se comía con matzá y maror (hierbas amargas), que constituyen los tres elementos básicos del Seder. Hoy en día, en ausencia de un Templo, nosotros comemos sólo la matzá y el maror, sin la ofrenda de Pesaj[2].

 

En el judaísmo, el Creador del cielo y de la tierra no sólo se ocupa de las verdades cósmicas y existenciales, sino también de los patrones de la cocina de la gente. La forma de preparar la cena - en el microondas, en el horno, a la parrilla o directamente al fuego - es importante a los ojos de Di-s. En la fe judía, Di-s está íntimamente involucrado con todas las dimensiones de la experiencia humana, incluyendo sus dietas[3].

 

Sin embargo, parece singularmente extraño que Di-s escogiera carne asada y rechazara cualquier otro tipo de cocción.

¿Le importa a Di-s realmente si usted va a cocinar, hervir o saltear la carne de Pesaj? ¿Cuál es el mensaje detrás de esta peculiar mitzvá (precepto)[4]?

Lo que diferencia a la ofrenda de Pesaj de las demás ofrendas en el templo en que es la única que debe ser asada al fuego y no está permitido cocinarla ni a la olla ni de ninguna otra manera[5].

 

No me malinterpreten. No tengo nada en contra al asado, especialmente a uno acompañado por panes crujientes (la versión moderna de la matzá) y salsa picante (la versión moderna de maror). Sin embargo, ¡No voy a transformar al asado en un mandamiento Divino!

 

Cocinar, Psicología y asar

Pero es precisamente aquí donde nos encontramos con la sutil definición judía de la libertad.

La diferencia entre la cocción y el asado es que, mientras en la cocina (ya sea hirviendo o soasando) la comida es preparada a través de una combinación de fuego (o calor) y agua (u otros líquidos), el tostado (o asado) sólo emplea fuego como medio para calentar la alimentos.

En la forma de cocinar algo asado, hay dos categorías: asado a la olla y asado al fuego. El asado a la olla, todavía implica una partición entre el alimento y el fuego, mientras que en el asado al fuego el alimento entra en contacto directo con el fuego.

¿Cuál es la diferencia entre el fuego y el agua? El fuego es siempre creciente, siempre quiere subir en una especie de baile perpetuo hacia arriba. La llama vacilante nunca está "contenida" en su espacio, sino que está siempre tratando de salir de su “jaula”. El agua, por el contrario, desciende, y puede ser contenida y permanecer en un espacio tranquilo.

Además, el fuego rompe y descompone cada elemento con el que está en contacto. El agua posee la calidad de la conexión de los elementos.

En el misticismo judío, el fuego representa el esfuerzo, anhelo, la sed, la pasión, la tensión y la inquietud. El agua, en cambio, simboliza la saciedad, la contención, la tranquilidad, la satisfacción, la calma y la resolución. El fuego descompone, rompe y divide; cuando colocamos un objeto en el fuego, el fuego lo destruye. El agua une e integra[6].

El fuego representa la parte de nosotros que desafía el status quo, tratando de romper la convención, el agua representa nuestra capacidad para hacer las paces con la vida, para llegar a un acuerdo con la realidad, para abrazar lo que es.

 

De la esencia de la libertad

La vida humana debe sintetizar "fuego" y "agua". Si sólo desarrollamos nuestra dimensión “fuego”, la tensión resultante puede ser perjudicial. Las personas que nunca están satisfechas, tienden a hacer de ellos mismos y de las personas de su entorno, algo miserable. Por otro lado, si somos sólo agua-como las criaturas, podemos llegar a quedar paralizados e inmóviles, con aire satisfecho y estrecho. Una vida sana y productiva es la que aprende a equilibrar e integrar elementos "fuego" y elementos "agua" dentro de la personalidad humana.

Pero, ¿cómo? ¿Cómo podemos operar en ambos niveles de conciencia?

En otras palabras, ¿Qué calidad dentro de nosotros es más liberadora, el agua o el fuego? Uno podría imaginar que la libertad significa el lograr que la mente se libere de toda tensión y querer convertir la vida en un campo de batalla de las ideas y las emociones. "Muéstrame el corazón sin restricciones de sueños tontos y yo te mostraré a un hombre feliz."

 

Viene la Torá y nos dice que en la misma noche en que Israel experimentó el milagro de la libertad, al mismo tiempo aprendimos que la libertad que ofrece Pesaj no se puede preparar con una sola gota de agua, sólo a través del contacto directo con el fuego. ¿Por qué?

 

La libertad es la capacidad de ser verdadera y plenamente humanos. El ser humano es un ser inquieto, movido por la llamada del infinito, por el misterio sin fin, por la visión sin límites. Creado a imagen de lo Divino, los horizontes del hombre se extienden para siempre. La falta infame de la saciedad humana no es un reflejo de la naturaleza humilde del hombre, por el contrario, es un reflejo de la grandeza del hombre. El ser humano siempre siente que hay mucho más en la vida, e la realidad y en la verdad.

 

Para vivir una vida libre, tener la libertad de expresar su plena humanidad y Divinidad, significa nunca estar complaciente y satisfecho con el crecimiento personal y los logros morales, no permitir que ni una gota de agua pueda saciar su sed y silenciar su búsqueda; ni siquiera hay que permitir utilizar una "olla" para contener y limitar su fervor interior y la pasión de tocar la verdad. Hay que esforzarse siempre por algo más grande y más profundo sin dar lugar a la tensión y la ira, sino más bien tenemos que celebrar la oportunidad de reflejar lo Divino. Debemos aprender a apreciar la inquietud dentro de nuestros corazones.

 

¿Borrado de la Verdad?

Una historia:

Un estudiante, una vez visitando el Rebe de Lubavitch en su oficina de Brooklyn, vio al Rebe borrando unas palabras que había escrito antes en un papel.

"¿Por qué borrar las palabras que el Rebe ha escrito?" el estudiante le preguntó al Rebe. "Estoy seguro de que si una mente tan grande como la del Rebe concibió originalmente estas palabras, contienen gemas de verdad, ¡Seguro no deben ser destruidas!"

 

"Cuando escribí estas palabras," respondió el Rebe, “bien podrían haber reflejado la verdad de ese momento. Pero a medida que pasa el tiempo, la verdad del pasado debe ser desechada en aras de una luz profunda que surgirá luego."

 

(Este ensayo está basado en un escrito del diario privado, sin fecha del Rebe de Lubavitch).

 

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Traducido por Jana Segal

 

[1] Éxodo 12:8-9.

[2] En la actualidad, la carne de la ofrenda de Pesaj es representada en el seder por el afikoman, un pedazo de matzá que se come en el final de la comida.

[3] Véase el capítulo 41 Tania.

[4] Tres respuestas a esta pregunta se presentan en Sefer Hajinuj Hamitzva # 7 y Daas Zekanim Mebaalei Hatesfos a Éxodo ibid. La respuesta presentada en el ensayo está recogida de la literatura del misticismo judío y se basa en el axioma de que cada mitzvá y la ley de la Torá contiene un mensaje espiritual y psicológico (ver al final de Rambam Hiljot Temurah).

[5] Rashbam ibid; Rashi y Tosafos al Talmud, Pesachim 41a.

[6] Publicado en Reshimos # 37.

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