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Mis emociones ocultas

¿Qué es la Kabalá?

    Rabbi YY Jacobson

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  • June 22, 2012
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Mis emociones ocultas - ¿Qué es la Kabalá?

 En el comienzo

Un hombre llega al consultorio del psiquiatra gritando que necesita ayuda urgente. El psiquiatra intenta calmarlo, pero sin éxito. El hombre está en estado de pánico, gritando que es una emergencia y que necesita que lo ayuden inmediatamente.

El psiquiatra le informa que si sigue de esa manera, le será imposible ayudarlo. “Por favor, siéntese y cuénteme toda su historia, desde el principio”.

El paciente finalmente se calma, se sienta y comienza tranquilamente, “En el principio, yo creé el cielo y la tierra”.


El nacimiento del Misticismo Judío

Lag Baomer, el día treinta y tres de la cuenta del Omer, es el aniversario de fallecimiento de uno de los grandes sabios en la historia judía: Rabí Shimón bar Iojaí.

Rabí Shimón, quien vivió en Israel bajo el dominio romano, alrededor del año 165 de la era común, (aproximadamente cien años después de la destrucción del Segundo Templo en el año 70), es el autor del Zohar, la obra base de la Kabalá. Él fue responsable de revelar el nuevo mundo de la Kabalá, iniciando una nueva era en el desarrollo y exposición del misticismo judío. Las más significantes revelaciones tuvieron lugar el día de fallecimiento de Rabí Shimon, en el cual por varias horas seguidas reveló los secretos más profundos de la Divinidad. Ese día fue Lag Baomer.

Siglos habrían de pasar antes que el gran Kabalista, Rabí Itzjak Luria (1534-1572) proclamara: “En estos días tenemos permitido y debemos revelar esta sabiduría”, mientras que Rabí Israel Baal Shem Tov (1698 – 1760) y sus discípulos lo hicieron accesible para todo público a través de las enseñanzas de los Jasidim. Pero Lag Baomer queda como el día en el cual el “misticismo judío” emerge y hace su primera aparición.

Antes de fallecer, Rabí Shimón ordenó a sus discípulos, que el día de su Iortzait (aniversario de fallecimiento) sea un día de alegría y festividad, ya que el día que la persona fallece, marca la culminación de todo su trabajo en la tierra. Desde entonces, judíos de todo el mundo, especialmente en el lugar donde yace en Mirón, Israel, celebran este día cantando, bailando, estudiando Torá e incrementado en actos de amor y unidad.


Jugando con el arco y flecha

Una de las particulares costumbres en el día de Lag Baomer es única: los niños van a los parques a jugar con arcos y flechas.

¿Cuál es la razón para esta costumbre tan peculiar?

Una de las más conocidas explicaciones es que durante la vida de Rabí Shimón, nunca apareció el arco iris en el cielo. Esto es profundamente significante, porque en Génesis está escrito, que el arco iris representa el pacto de Hashem para no destruir el mundo incluso si la humanidad llega a un nivel tan bajo como el previo al Mabul (Diluvio). O sea, cuando aparece el arco iris significa que la humanidad llegó a un nivel muy bajo, pero Hashem no destruye el mundo ya que recuerda su pacto. Pero en toda la vida de Rabí Shimón el arco iris no apareció. Quiere decir, que sólo su mérito ya alcanzaba para que Hashem no se arrepienta de su creación. En el día de su fallecimiento apareció el arco iris. Por eso, cada año en ese día se recuerda la grandeza de este Sabio, jugando con el arco y flecha.


Las preguntas

Esta explicación, sin embargo, tiene dos problemas.

Primero, parece descabellado asociar al arco iris con el arco y flecha por el sólo hecho que poseen la misma palabra, “Arco”, o en Hebreo “Keshet”.

Segundo, que de acuerdo a esta interpretación, jugar con arcos y flechas también es un mal símbolo, porque refleja la trágica habilidad de la humanidad de destruir el mundo de Hashem.

¿Por qué instituimos una costumbre que puede arruinar la intensa alegría de Lag Baomer? ¡Rabí Shimón mismo pidió que sea un día de alegría! ¿Por qué una costumbre que nos refleja algo tan bajo, que la humanidad destruye el mundo de Hashem? En el día de Lag Baomer debemos pensar en la vida de Rabí Shimón y no en su muerte. 

Por lo tanto, es lógico asumir que el juego del arco y flecha es un símbolo profundamente positivo, al igual que la misma naturaleza del día. De hecho, en el libro de Rabí Shimón, el Zohar, está escrito: “No anticipes la llegada del Mashíaj hasta que veas los brillosos colores del arco iris.” Desde la perspectiva del zohar, el arco representa profundamente un símbolo positivo.

 

Dos tipos de armas

Para entender esto debemos analizar el significado del arco y flecha desde los puntos de vista literal y espiritual.

Las primeras armas de la historia fueron diseñadas para combate cuerpo a cuerpo; la espada, el hacha, la lanza y similares. Pero el enemigo no se encuentra siempre al lado, a veces ni siquiera cerca, por lo tanto se fueron inventando armas para alcanzar a los enemigos que están a una distancia mayor, o que están invisibles.

La principal de estas nuevas armas fue el arco y flecha. La Biblia también habla del arco y flecha como armas. Por muchos siglos, y para varias culturas, el arco y flecha sirvieron como sus principales armas durante mucho tiempo. En su obra “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado”, Federico Engels aborda de forma exhaustiva el tema del arco, las condiciones en las cuales fue inventado y el valor de su invención. 

Engels escribió:

”El arco fue un arma muy compleja, que representa un largo período de experiencia acumulada y el refinamiento de la energía mental. Incluso en su forma más simple, el arco es bastante complejo en general, ya que combina el propio arco, la cuerda y el eje de la flecha, los cuales deben interactuar mecánicamente de un modo complejo... El arco y flecha se convirtió en un arma decisiva en una época de barbarie. Su aparición anunciaba un alto nivel de desarrollo, y  así fue que la caza que antes se utilizaba como un juego, se convirtió en una forma de trabajo normal”.

Los escritos del Jasidismo desarrollan una dimensión del arco; El hombre que lo inventó tuvo que captar la paradoja, de que la flecha mortal primero tiene que ser estirada hacia el propio corazón para luego alcanzar al corazón del enemigo, y cuanto más uno lo estira hacia su propio lado, más lejos llegará la flecha.


Dos tipos de enemigos

Una de las ideas fundamentales de la mística judía es que toda invención física se origina en el ámbito de la metafísica. Consecuentemente, los dos tipos de armas, la espada y el arco, designados para dos tipos de enemigos, existen también en el plano psicológico y espiritual.

Cada ser humano, en su psiquis y en su entorno, tiene dos clases de enemigos, los enemigos expuestos y los enemigos ocultos. 

Los enemigos expuestos son los que claramente son nuestros enemigos. Somos conscientes que amenazan nuestro bienestar; tentaciones negativas, adicciones, actos de inmoralidad. Cuando te das cuenta que eres adicto, por ejemplo, al alcohol, es difícil negar que te estás deteriorando. Estos enemigos, estos demonios son abiertos y fáciles de identificar.

El ser humano también posee enemigos ocultos. Ciento cincuenta años antes de Sigmund Freud, el fundador de la escuela de Jabad de Cabalá habló sobre las fuerzas destructivas que son invisibles y difícil de identificar. Son las emociones subconscientes, emociones primitivas e instintos que pueden permanecer cubiertos durante décadas, infectando nuestras vidas pero sin exponerse. Son sentimientos enterrados de venganza, decepción, odio, egoísmo, enojo, celos, arrogancia, temor, vergüenza, inseguridad, soledad, entre otros, que generalmente se encuentran enterrados en miríadas de los estratos de la identidad, pero que aún así tienen una profunda influencia en nuestra vida cotidiana y en nuestras relaciones.

A veces, nuestras fuerzas destructivas vienen disfrazadas en máscaras de piedad y santidad. La religión es un ejemplo. La gente, generalmente utiliza la religión como una herramienta para encubrir una disfunción interna y hasta incluso perversa. Las personas muchas veces se confunden a ellos mismos con Hashem. O a veces, son muy buenos por fuerza, pero extremadamente arrogantes por dentro.


Una nueva arma

Las fuerzas destructivas internas son generalmente más letales que aquellas que están expuestas, porque su invisibilidad misma permite la profunda negación. Para lidiar con ellas, uno no puede utilizar las armas comunes y corrientes, que solo son efectivas para los enemigos que están cerca y expuestos. Para enfrentar pues, al enemigo invisible, uno debe utilizar un arma por completo distinta: el arco y flecha.

El “secreto” del arco y la flecha, como hemos mencionado, consiste en la paradójica verdad que cuanto más uno acerque la flecha hacia sí, más lejos puede llegar.

Esto también es cierto en los planos espirituales y psicológicos. Para que un ser humano pueda conquistar sus demonios internas, sus temores subliminales, su mal enterrado, etc, debe tener el coraje de empujar hacia atrás y refugiarse en lo interno de su alma. Algunos problemas en la vida, pueden ser resueltos por medio de la adquisición de herramientas y habilidades que sirvan para lidiar con dicho impedimento. Algunas pruebas, no obstante, no requieren de un cambio externo, sino de una transformación interna; no de un cambio de paso sino de un cambio en el corazón. Precisan el coraje para ir a lugares a donde nunca antes habías ido, de ser el primero en recorrer caminos. Demandan que descubras cómo te ves realmente por dentro.

La esencia de la Kabalá

Ahora vamos a entender el significado más profundo que hay detrás del juego del arco y flecha en Lag Baomer.

La Torá, que es el cuerpo de la sabiduría judía desarrollada hace más de 3300 años, está compuesta generalmente por dos partes, que reflejan las dos corrientes del pensamiento judío: El racional y el místico, la ley judía y el misticismo judío, la parte “revelada” de la Torá y la dimensión “oculta”. Aunque juntas estos dos dimensiones crean un mosaico colorido y multi dimensional del pensamiento de la Torá, cada uno tiene su función única y su rol. El primero se compara con el “arco” y el segundo con “la espada”.

La primer corriente de la Torá, que trata sobre la ley y la ética judía, es como un arma de corto alcance que ayuda al hombre a enfrentar los desafíos abiertos de la vida y a los deseos perversos del corazón de los que uno es conciente. Nos enseña a distinguir el bien del mal, lo sagrado de lo profano, la luz de la oscuridad, lo deseado de lo abominable.

Se enfoca principalmente en el comportamiento, en nuestra vida expresada. El cuerpo externo de la Torá es nuestra herramienta para enfrentar los desafíos obvios de nuestra vida. Se nos instruye a no matar ni robar, a darle de comer al necesitado, a santificar nuestro matrimonio, a descansar en el Shabat, a comer solamente alimentos Kasher; ya que de esta forma, cumplimos con nuestro deber como judío y preservamos las ordenes que Hashem nos instituyó en Su mundo.

Pero no todo es tan directo como los “permitidos” o “prohibidos” de la Torá.

Dentro de cada uno de ellos, yacen los ambigüedades de la intención y el motivo, las sutilezas del amor y del temor. ¿Quién soy yo en mi verdadera esencia? En lo profundo de mi agenda diaria y de mis obligaciones, ¿Quién soy?

¿Qué sucede con las enfermedades subconcientes del espíritu? ¿Qué sucede con mis actitudes originales y con las percepciones que no me dejan ir más allá de mi burbuja y alcanzar lo Divino? ¿Qué hay de mi ego?

¿Y qué sucede también con el caos profundo que reina en la conciencia humana? ¿Y del vacío profundo y del sentimiento de desintegración en la mente humana?

Aquí es donde la parte “oculta” de la Torá juega su rol principal. Las enseñanzas de la Kabalá y del Jasidismo vinieron a este mundo para contar la dramática historia de la interacción entre el alma y la persona, el “alma” de Hashem, y el alma de la historia, que se encuentran entrelazadas en un intento de traer al mundo cara a cara con su Creador.

Esta parte de la Torá se enfoca principalmente en la naturaleza del alma humana y en el alma de toda existencia. Al igual que el arco, la Kabalá y las enseñanzas Jasídicas inspiran a la persona a que investigue la quintaesencia de su conciencia, a que descubra el “fragmento de Hashem” que constituye toda existencia y que lo permite encontrar la profunda verdad de la vida y a pararse con la cabeza en alto frente a toda cosa que intente extinguir la luz de Hashem en su alma y en su mundo. Nos enseña cómo las complejas notas musicales de la mente humana y del mundo pueden transformarse en una sinfonía Divina.

Es por eso que se precisa estudiar ambas cosas: La gente que sólo estudia la parte mística, están desconectados de lo concreto, de lo pragmático y de la expresión auténtica de la Torá. Lo mismo visceversa, el que estudia solamente las leyes judías termina preguntándose: “¿Quién soy yo de verdad? ¿Estoy sirviendo a Hashem o me estoy sirviendo a mi mismo? ¿Tengo una verdadera relación con Hashem?

Un mundo complicado

Hubo una época en la historia cuando la parte de revelada de la Torá era suficiente. La Kabalá permanecía oculta para la mayoría de las personas y solo algunos selectos  la iban transmitiendo de generación en generación. Pero, cuando el mundo comenzó a convertiste en un lugar mucho más complicado y la gente a ser más complejos, la Divina providencia envió a los grandes maestros místicos, siendo su líder Rabí Shimon, para enseñarnos a abrir las ventanas de las fuerzas super concientes de nuestra alma; a descubrir un lugar más profundo dentro del alma humana en donde el hombre y Hashem son tanto extraños como hermanos.

Rabí Shimon bar Iojai, el hombre más responsable de la difusión de la Kabalá, enseñó al pueblo judío y al mundo cómo utilizar el arco y la flecha.

 

(Este artículo está basado en una alocución del Rebe de Lubavitch en Lag Baomer, 5711, 24 de Mayo de 1952).

Traducción: Rab. Moty Segal.

 

 

 

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